Greenpoint, el puerto de moda de Nueva York con un sucio pasado
03/10/2021Benno Schwinghammer (dpa) – De tierra de cultivo a cloaca industrial y posteriormente a alternativa a Williamsburg: Greenpoint es un barrio de Nueva York que no está aún colmado de gente. Pero esto podría ser solo cuestión de tiempo.
Un fuego flamea en un bar al aire libre de la Nassau Avenue, que le permite a un grupo de veinteañeros disfrutar de la cerveza IPA incluso en una noche fría.
A la vuelta de la esquina se encuentra el local vintage «Beacon’s Closet», en el que personas con lentes de sol sobre el cabello revisan la oferta buscando nuevas y viejas prendas.
Y, bajando la calle, el Transmitter Park ofrece una vista hacia los rascacielos de Midtown Manhattan, mientras detrás de los edificios desciende un sol anaranjado.
Greenpoint, en el norte de Brooklyn, está repleto de bares que tocan la fibra sensible y de jóvenes residentes que encuentran Bushwick demasiado «cool» y el Upper East Side demasiado soso.
El vecindario no es una belleza arquitectónica como otras partes de Brooklyn, pero la gentrificación también está aquí en pleno auge, desde hace décadas.
Pero Greenpoint, el hermano tímido al norte del conocido Williamsburg, no siempre estuvo tan de moda. «Apestaba hasta el cielo», cuenta Geoffrey Cobb, quien probablemente conozca el lugar mejor que nadie.
Este irlandés vive aquí desde hace 30 años. Con apenas 19 cruzó el Atlántico y, desde entonces, escribió varios libros sobre este barrio.
«El lugar por el que estamos paseando justo ahora era un viejo jardín de manzanas», cuenta Cobb. La Guernsey Street, que conduce desde «Beacon’s Closet» en dirección a la animada Franklin Street, está bordeada de árboles casi a punto de florecer.
A la izquierda se alinean viejas construcciones en tonalidades grises y beige, y a la derecha, edificios de viviendas revestidos en madera. Nada pretencioso, sino más bien pequeñoburgués, aunque en un estilo neoyorquino.
Hay que retroceder 400 años para llegar a la época en que Greenpoint aún era verdaderamente una «zona verde». En aquella época vivía aquí la tribu Lenni Lenape, que fue desplazada por los colonos.
El posterior desarrollo del barrio hasta convertirse en una sucia localidad industrial puede vincularse principalmente con una fecha concreta: el 26 de octubre de 1825.
Ese día se inauguró el Canal Erie, una vía fluvial que conectó por primera vez los Grandes Lagos con el Océano Atlántico. Como consecuencia, la importancia económica de Nueva York aumentó rápidamente. Y también Greenpoint se transformó velozmente.
A lo largo del East River y Newton Creek, que separa a Greenpoint de Queens, se asentó la industria. Greenpoint pasó a estar sucio y Newton Creek se convirtió en un símbolo de contaminación urbana.
Esta imagen también pareció aportar a convertir Greenpoint en el «riñón de la ciudad» con el avance del siglo XX. Desde entonces, en los márgenes del barrio se encuentra la mayor planta de tratamiento de aguas de Nueva York, que depura las aguas residuales de más de un millón de personas. Los ciudadanos de Greenpoint se resistieron a su construcción, pero esta de todos modos se concretó.
El desarrollo de Greenpoint ya era incontenible. Los habitantes del claramente más caro Manhattan llegaron al barrio y desplazaron a muchos de sus viejos habitantes. Aunque la población, en su mayor parte de la comunidad polaco-estadounidense, se mantuvo fuerte hasta hoy.
El experto Geoffrey Cobb comenta que el aumento de los precios de las viviendas y las casas es «absolutamente loco». Los impulsores de los precios pueden verse en casi todos los lugares del vecindario: los altos edificios de apartamentos en el East River que se elevan hacia el cielo de Greenpoint como «malditas setas después de la lluvia», según el irlandés.
El cambio es parte intríseca de Nueva York. Geoffrey Cobb lo sabe y a él le gusta este barrio «cool» en el que se transformó su zona neoyorquina. Sin embargo, manifiesta, esto tiene como consecuencia que se vuelve cada vez más difícil asentarse en Greepoint. Y añade que el vecindario no debería convertirse solo en una estación de paso para los jóvenes.
Y es que, para ellos, Greenpoint continuará siendo un convocante lugar al que acudir, incluso después de las restricciones a causa del coronavirus.
Ya sea al aire libre en el parque, en los numerosos festivales culturales y conciertos, en la legendaria pescadería «Greenpoint Fish & Lobster», entre numerosas máquinas tragamonedas en el salón de lavandería «Sunshine Laundromat» o en la popular pizzería «Paulie Gee’s». Los días de suciedad del barrio ya quedaron atrás.