La nostalgia, una noción surgida hace más de 300 años

La nostalgia, una noción surgida hace más de 300 años

09/08/2021 Desactivado Por 49K Noticias

Sebastian Fischer (dpa)

En una época en la que los cambios están a la orden del día, algunas personas buscan sostén en el pasado. En este sentido, la nostalgia puede ser vista como una rebelión contra la globalización y lo moderno.

O como una manera de aferrarse a experiencias de un tiempo en el que el coronavirus no definía la mayor parte de la vida. La nostalgia es tanto una sensación de pérdida como una cita con la propia imaginación.

Esta expresión surgió por primera vez un 22 de junio, pero hace 333 años.

En 1688, el médico Johannes Hofer de la región de Alsacia (actual territorio francés, en la frontera con Alemania y Suiza) defendió su trabajo doctoral escrito en latín «Dissertatio Medica De Nostalgia, Oder Heimwehe».

Para crear esta nueva palabra, Hofer empleó las palabras griegas «nóstos», es decir, regreso al hogar o patria, y «álgos», es decir, dolor, y las unió. En la antigüedad no existía esta palabra. El resultado es una palabra que designa la añoranza por el hogar y que no tiene una traducción exacta al español.

Con esta palabra, Hofer describía la entonces ampliamente extendida nostalgia que sentían los mercenarios suizos por su hogar alpino. Es «una enfermedad que solo afecta a los suizos», afirma el trabajo doctoral.

Para Hofer, el origen de esta supuesta enfermedad nerviosa radicaba en que los pacientes habían sido arrancados del ámbito al que estaban acostumbrados.

En su opinión, extrañar el hogar podía generar pensamientos obsesivos y falta de sueño, reducía el apetito, podía producir fiebre alta y taquicardia y, en el peor de los casos, la muerte.

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Según decía, esto había llevado a desertar en el extranjero a soldados de Berna, Basilea, Lucerna o Zúrich cuando escuchaban las llamadas «Kuhreien», piezas musicales instrumentales que se usan en Suiza para mover al ganado por las pasturas o tranquilizar a las vacas a la hora de ordeñarlas. La melodía les generaba melancolía.

En ese entonces los especialistas ya se preguntaban si la nostalgia era una dolencia física: si el sonido de los cencerros generaba daños en los tímpanos y el cerebro de los suizos, o si era responsable de los ataques la presión atmosférica que había lejos de los Alpes.

Algunos médicos proponían curar la nostalgia con opio y sanguijuelas, otros con la ingesta de pólvora. Pero en sí, los médicos no encontraban una forma de aliviarla, por lo que la nostalgia fue considerada pronto como incurable.

En siglos posteriores, los psicoanalistas describieron la nostalgia como una enfermedad psiquiátrica, como una forma de melancolía o depresión. Echar de menos un lugar se transformó en extrañar un tiempo. Las personas huían hacia el pasado porque no estaban preparadas para las exigencias de la vida y tenían miedo al futuro.

Hoy en día, la nostalgia ya no se entiende como un padecimiento, sino como un «anhelo indefinido», como dice el diccionario, la «inclinación hacia un tiempo pasado embellecido por la imaginación».

Los psicólogos parten de la base de que las emociones nostálgicas pueden ser desatadas por incentivos como la música o los olores, así como también por experiencias negativas como soledad y crisis de identidad o incluso acontecimientos banales como el mal tiempo.

Investigadores británicos descubrieron a mediados de 2020 en un estudio que la nostalgia genera sentimientos indefinidos. Por un lado felices, porque se recuerda un acontecimiento positivo del propio pasado. Por el otro, también melancolía, porque esos buenos tiempos ya pasaron y son por eso irrecuperables.

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Mientras que típicamente se cree que una persona se puede sentir bien o mal (pero nunca las dos cosas juntas), los expertos creen ahora que la nostalgia aumenta tanto la alegría como la tristeza.

La expresión de «antes todo era mejor» también desempeña un papel en la política. Investigadores de las universidades de Múnich y Copenhague afirmaron en un estudio dado a conocer recientemente que los populistas usan la nostalgia «para asociar afectivamente (supuestas) crisis con la añoranza de un pasado querido».

En su opinión, esta demostró ser compatible con la política conservadora de la derecha, que defiende tradiciones y valores ante los cambios.

Sin embargo, la nostalgia no tiene por qué ser necesariamente algo negativo o un lugar de retirada para quienes viven en el pasado. La profesora de Literatura Eslava de Harvard Svetlana Boym, fallecida en 2015, distingue dos tipos.

La nostalgia que subraya la patria histórica puede ser entendida como verdad absoluta y tradición. La idea es que los símbolos y rituales del pasado conquisten el tiempo actual.

En cambio, mirar hacia el pasado es detenerse «en las ambivalencias del anhelo y la pertenencia humanos», admitiendo las contradicciones de la modernidad. Esta nostalgia puede ser irónica y dotada de humor.

Aunque la definición de nostalgia se haya transformado desde tiempos del médico Hofer, algo de esto se mantuvo vivo: la historia de los suizos saludables. La idea de los Alpes como un lugar ideal para la felicidad también se mantiene hasta estos días.

La vida en los Alpes sigue siendo un disparador para la nostalgia. Solo que hoy, en vez de fiebre, lo que genera son unas enormes ganas de viajar.

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