El Supremo determina que es Google quien trata los datos

Ha tenido que ser el Tribunal Supremo quien finalmente de la razón al primer hombre que reivindicó el que ahora se conoce como derecho al olvido.

Mario Costeja solicitó que se eliminaran de las búsquedas noticias suyas que ya no estaban actualizadas y que podían perjudicar tanto su vida personal como profesional y, sabiéndose en su derecho, acudió al Tribunal Europeo para hacer que una sentencia le acabara dando la razón.

Ya en 2015, este particular que se enfrentó en los tribunales al gigante, le dio la razón y se le adjudicó el derecho a que la información, que fuera publicada en un diario catalán, no se indexara en las búsquedas puesto que el hecho al que se hacía referencia databa nada menos de 15 años antes de su petición.

Ahora, es el Tribunal Superior quien da un paso más y dice que, pese a que la gestión española la lleva la filial de Google en nuestro país, la petición debe ser también atendida por la matriz de California quien, según la sentencia, debe velar por hacer efectivo el derecho al olvido cuando así se reclame y porque no sea de interés social sino que forme ya parte de un pasado que nada aporta en el buscador.

De hecho, esta sorprendente sentencia asegura que no es a la filial a quien hay que reclamar, puesto que ésta se limita a comercializar los espacios publicitarios de Google y no a seguir las políticas de derechos y deberes. Es la oficina central, sita como decíamos en California, quien tiene que atender a las peticiones de borrado virtual ya que es allí donde se encuentran las bases en las que los algoritmos del buscador funcional y se diseñan.

Estas sentencias, tanto la de 2015 como la actual, ponen un pequeño coto a los que, por los motivos que sean, desean poder ejercer su derecho a desaparecer de los resultados de búsqueda por cosas que tuvieron lugar y que no aportan nada a la sociedad de la red.