Terror en forma de grupo de whatsapp
10/08/2015Yo pensaba que era un mito, que no existía el acoso materno-colegial, que las madres eran todas majas con cosas muy interesantes que hacer en el día a día como conciliar sus quehaceres rutinarios con la recogida de los niños y el trasvase a las extraescolares. Pues es mentira. Existe, y da miedo.
Ilusa de mí. Todo comenzó cuando se aproximaban los cumpleaños de febrero, que en clase hay un montón. Y resulta que llegó la figura de la madre con iniciativa. Os juro que dan miedo. Aún así, como aquí la rubia estaba a sus cosas, dejó que decidieran lo relativo a un cumpleaños colectivo que reunió, nada más y nada menos, que a cerca de 50 niños del curso entero….y todo organizado por el maravilloso grupo de Whatsapp de Mamás del cole. ¿Mamás del cole? Hooligans en potencia, de las que mandaba yo hacer un estudio de psicoanálisis de los más profundos.
De nuevo mi neurona se equivocó al pensar que ya había pasado todo. Pues no. Cada vez que encendía mi teléfono, el grupo saltaba con cerca de 120 mensajes sin leer…y lo enciendo a las 8 de la mañana…¿qué hacen esas madres? ¿sueñan con los mensajes que escribirán? ¿se levantan antes para dejar constancia de sus pensamientos matutinos? Porque yo desde que despierto me toca correr para no llegar tarde.
Da igual, cuando vas a la puerta del cole, entre ellas no se hablan, se whasapean. Es lo más de lo más. Y esa es otra, la fauna del colegio al abrir las puertas. Aún recuerdo los ojos lujuriosos de muchas cuando a uno de los niños de la clase de mi retoño le llevó el tío con look casual de empotrador…hasta hacían ojitos con el sujeto. Que también hay que tener cuajo para llevar el look de Top Gun a las 9 de la mañana. Luego está la super madre, que le dio tiempo hasta a ir al gimnasio antes de llegar a la fila con los niños inmaculados. Pero a mi la que más me gusta es la que vive en su mundo y le lleva con el uniforme cambiado día sí, día también.
Lo dicho, la pesadilla del grupo “Mamás del cole” aún no había acabado. Decidieron hacia final de curso ser originales y juntarnos para hacerle un regalo a la profesora con eso de que acababan ciclo. En un principio la idea parecía buena, pero de nuevo vinieron y surgieron de la nada los perfiles, las madres sargento (se hace lo que yo digo o me mosqueo), la conciliadora y las que, como yo, acabamos pagando los 10€ de rigor y salimos del grupo por el miedo que empezaba a darnos la madre con ideas.
Y tener ideas no es malo, de verdad. Pero en el momento que empiezan a plantear una toalla playera con las fotos de los críos, miedo es poco. ¿Por qué tenéis que martirizar a la pobre profesora? ¿Qué os ha hecho? Vamos, con cerca de 400 euros, se puede comprar una joya bonita, que un diamantito es para siempre. Eso y un librito con sus dibujos y ya está.
Pues no, hicieron hasta una especie de flash movie con cada niño portando una palabra de una frase de 30 palabras. Una por niño de clase. Y había que estar para el estelar rodaje un día y a una hora.
Me negué. Hasta ahí colaba, pero por ahí ya no pasé. Y creo que ahora soy la “mamá rarita”. La frase se quedó sin un “profe”. ¿Usarían un pronombre? Vaya usted a saber.
Parece que, aunque me miraban raro, lo llegaron a entender. Sé que me pusieron a caldo, pero sinceramente, que las den. Tengo muchas otras cosas que hacer que aguantar las ideas de bombero que muchas de ellas tienen en su tiempo libre. Y sí, digo tiempo libre. Parece que eso de que las mujeres también trabajan no va con algunas de ellas, que bien por ser cual conejos procreando y cogiendo bajas, bien por ser las mantenidas de sus queridos maridos, no tienen otra cosa que hacer que dedicarse a martirizar a las pobres proletarias con horarios laborales.
Juro que llegué a salir de hasta tres grupos, pensándome la madre ya insociable y siendo feliz en mi ignorancia. Pero no, acaban de abrir otro para hacer una quedada para ir a la piscina. ¿En serio no tienen otra cosa que hacer? Esto me va a costar sesiones de psiquiatra seguro y a corto plazo.
Mi retoño es feliz con su vida social, la cual si la comparamos con la mía, es más que extensa. Y no es que yo no tenga planes, pero tener hijos está sobrevalorado, digan lo que digan. Ahora mi agenda depende de los cumpleaños infantiles durante los fines de semana y las extraescolares durante la semana. Palabrita de rubia.